Un golazo de Zlatan Ibrahimovic y otro no tan bello de Hansson dieron el triunfo 2-0 a Suecia ante una aguerrida Grecia, en el partido que marcó el final de la primera jornada de la Eurocopa 2008.
El estadio de la ciudad de Salzburgo fue testigo de un intenso duelo en el que el delantero del Inter de Milán, Zlatan Ibrahimovic se vistió de héroe al marcar el 1-0, luego de 66 minutos de cerrada lucha entre ambas selecciones. El segundo tanto, que llegó al 71 por parte de Petter Hansson, fue el fiel reflejo de lo que fue el juego: fiereza en cada balón disputado.
Los helénicos fueron un digno rival, pero les faltó punch al frente. En la zona defensiva se mostraron resistentes, pero la genial jugada del 10 sueco acabó con las esperanzas de llevarse al menos un punto.
Así, Suecia se queda con los 3 puntos y el segundo lugar del Grupo D, en el que España es el líder con la misma cantidad de unidades, pero con más goles a favor.
EL PARTIDO
Apenas al minuto uno de juego, Angelos Charisteas marcó el rumbo que seguiría el partido. El griego se barrió con mucha fuerza ante el zaguero Hansson, mostrando que Grecia jugaría con el cuchillo entre los dientes durante los 90 minutos. Pero al 6, el mismo Charisteas aceleró por la banda derecha, se quitó a un par de suecos, recortó hacia el centro del área y disparó de zurda a las manos de Isaksson, mostrando que los helénicos también jugarían al futbol.
Los primeros minutos se jugaron de manera espectacular. Griegos y suecos se enfrascaron en un duelo que sólo admitía total intensidad en cada pelota que se disputaba. Por la banda, sólo la velocidad a tope servía, un rebote en ataque debía convertirse en el más furioso de los disparos a gol, sin importar la dirección del remate, y en defensa las barridas tenían que ser al balón pero sin que el rival olvidara quién estaba enfrente.
Así, ante un bello atardecer en la ciudad austriaca de Salzburgo, el público vivía un gran partido de futbol.
Pero la gran entrega de ambas escuadras no se reflejó en el marcador. Debido a que la lucha por el esférico siempre fue sin cuartel, el partido no tuvo demasiadas jugadas de gol, ya que cada hombre se empleaba al máximo para evitarlo. Al frente, los nórdicos no lograban juntar con éxito a Ibrahimovic y Ljungberg, mientras que los griegos sufrían para ubicar a Charisteas en el frente de ataque.
Sin embargo, un chispazo se dió al 32, cuando la dupla sueca Ljungberg-Ibrahimovic estuvo a punto de abrir el marcador, pero un centro de Fredrik, rematado de espaldas al arco por Zlatan, se fue apenas arriba del arco defendido por Nikopolidis.
El primer lapso concluyó con un buen tiro de media distancia de Angelos Basinas que el arquero Isaksson atajó sobre sun mano izquierda.
La parte complementaria inició con un susto para los helénicos. Luego de un corner rechazado, la pelota llegó a Wilhelmsson por la derecha y de pronto, el mediocampista se encontró solo, con el balón botando y con Nikopolidis lejos de su meta, pero su intento de bombear al arquero se fue por encima del travesaño. El susto nórdico se dio al 65, cuando un intento de desvío con la cabeza de Hansson -a centro de Dellas- se convirtió en un remate en contra que se fue rozando el palo derecho de su arco.
Por fin, la cerrada lucha entre mediterráneos y vikingos se abrió al minuto 66, cuando Ibrahimovic se tomó la libertad de botarse a la banda derecha, desde donde armó una pared con Henrik Larsson que terminó en el ángulo superior derecho de la portería de Nikopolidis, gracias a un derechazo imparable del atacante del Inter de Milán.
Tras el gol, el desánimo griego fue evidente y la escuadra sueca se aprovechó de la situación. Cinco minutos después, al 71, un rebote en el área tras disparo de Larsson fue buscado por el defensa Hansson, quien marcó el 2-0 gracias a que luchó la redonda con más ganas que sus marcadores.
La definición del encuentro tardó en llegar, pero cuando lo hizo, aclaró con justicia un partido que desde el minuto uno y hasta el silbatazo final enfrentó a dos selecciones dispuestas a dejar todo en cada jugada