Uno de los aspectos que se debe mantener siempre alto en el fútbol es el de la motivación; el entrenador debe buscar un efecto motivador en su equipo e intentar aprovecharlo para sacar el mayor rendimiento del aspecto psicológico. Una mala mentalización puede llevar a una mala actuación dentro del campo; la motivación no debe enfocarse únicamente en un prisma generalista, sino que debe ser complementado de manera personal. Debe personalizarse ya que, dependiendo del carácter de la persona podemos encontrarnos con jugadores con falta de confianza, agresivos, con miedos, desconcentrados o con ansiedad precompetitiva.
El “mister” debe preparar a sus jugadores aceptando sus puntos débiles y conociendo sus fortalezas no solo técnicas y tácticas, sino también las psicológicas para controlarlas y optimizarlas.
El entrenador se guiará siguiendo en la medida de lo posible unas normas:
1. Buscar la máxima implicación de todo el equipo.
El entrenador buscará que el jugador y el resto de componentes del equipo tengan un papel activo dentro del club. Las consignas no buscarán únicamente alcanzar los objetivos, sino comprender el método para conseguir una implicación física y mental. De esta forma se enriquecerán las charlas y la resolución de problemas mediante la participación.
2. Entrenar de manera planificada y organizada.
Un jugador que va al entrenamiento y se encuentra con una sesión mal organizada y planificada, entrena sin motivación y tampoco adquiere las mejoras necesarias para luego transferirlas a la competición.
3. Marcar objetivos progresivos.
El entrenador debe marcar objetivos a cada uno de los miembros. Los objetivos deben ser colectivo (un número mínimo de puntos por mes/temporada, posesión de balón etc.) o individuales (número de goles por mes/temporada, tarjetas etc.)
Los objetivos deben conseguirse mediante el esfuerzo y deben ser progresivos, es decir ir de menos a más y aumentarlos conforme se van alcanzando.
4. Recompensar adecuadamente el cumplimiento de objetivos
El entrenador debe saber que incentivos motivan mas a sus jugadores y decidir que premios otorgar tras haberlos negociado previamente con sus pupilos. Los premios puede ser de diversa índole –desde valoraciones positivas en grupo hasta regalos o primas económicas- siempre guardando un carácter de valor y nunca han de ser considerados como triviales.
5. Crear un entorno de entrenamiento atractivo
El lugar del entrenamiento debe favorecer el máximo rendimiento de los jugadores, por ello si es posible se buscará entrenar en terrenos buenos, evitando el uso de campos secundarios de menor calidad. En la medida de lo posible se evitará todo aquello que pueda distraer a los jugadores.
Por último destacar que el entrenamiento deberá ir de la mano con el estado anímico del equipo, realizando entrenamientos divertidos, motivantes y sin estrés cuando se este mal clasificado.
6. Actuar de modelo con sus jugadores
El entrenador debe dar la imagen que quiera proyectar en sus jugadores; debe ser positivo, tener un aspecto y una conducta intachable siempre, ser puntual etc. para de esta manera ganarse el respeto de estos.